martes, 8 de febrero de 2011

Post en la Revista de las actividades físico deportivas

Sueño de futuro: Jugador de Fútbol


Viendo el torneo alevín que recientemente se ha disputado en Tenerife nos paramos a pensar más detenidamente en esos niños, esos niños que estos días han jugado repletos de ilusión, ganas y quienes dejan volar su imaginación cuando piensan que algún día llegarán a ser grandes jugadores de primera división y por qué no, de la selección española. Escuchas a comentaristas y demás eruditos de la "redonda" decir que ese es el fútbol en estado puro, ese que se juega por mera diversión, como el jugado en patios de colegios y calles, libre de la comercialización que hoy en día devora todo lo que toca pero, ¿ciertamente estos niños juegan por mera diversión?, ¿o ya se les ha inculcado la idea de ganar por todos los medios y de que lo importante es el resultado final?

Se habla de que grandes jugadores actuales participaron en este mismo torneo en ediciones anteriores y que ya eran la viva imagen de lo que son hoy: ``el chaval apuntaba maneras´´. Pero, ¿por qué otros también los disputaron y en cambio el destino no les ha deparado la misma suerte?. La respuesta es sencilla: demasiados. Se ensalza la figura de aquéllos que han conseguido llegar, siendo ellos los recordados, alabándose su tenacidad: "Yo ya le vi jugar un torneo con 11 años, el fútbol es una carrera de fondo"; por el contrario, para quienes se apartaron del camino o se quedaron a mitad del mismo, casi nunca nadie les recuerda, se quedan en el anonimato. De aquí se extrae el peligro que conllevan estas competiciones tempranas, ese arma de doble filo que puede catapultar a una persona y motivarla, hacer que crezca y que mejore, o por el contario hundirla, puesto que la presión que han de sustentar sus pequeños hombros es demoledora.

Para Seirul·lo (1995) "un deporte es educativo cuando permite el desarrollo de sus aptitudes motrices y psicomotrices, en relación con los aspectos afectivos, cognitivos y sociales de su personalidad". Aplicando la afirmación de Seirul·lo a este campeonato de fútbol se podría decir que lo practicado en ese torneo es educativo porque, como hemos dicho antes, a estas edades todavía guardan parte de inocencia, y se podría decir que juegan por pura diversión. Pero cuando en la educación entra la palabra COMPETICIÓN la cosa cambia, y el deporte practicado pasa de ser educativo para ser una práctica, en nuestra opinión, no demasiado favorecedora. Vivo ejemplo de ello son las rabietas y llantos incontrolables que sufren los derrotados, nada puede consolarlos y piensan que el mundo se ha parado para ellos. Y volvemos al arma de doble filo: en estos momentos es cuando el entrenador debe ser más un educador y ver que en esos momentos debe consolarlos, y saber qué valores tiene la propia competición más allá del resultado, como pueden ser, por ejemplo, haber aprendido a respetar al compañero o al rival.

Me gustaría comparar la propuesta de competición que plantea este torneo de fútbol con la propuesta llevada a cabo por el COI en la 1ª Olimpiada de la Juventud celebrada en Singapur este pasado mes de agosto. El COI buscó promover valores como el compañerismo, la cooperación, la amistad… para ello, uno de los recursos utilizados fue el de realizar relevos mixtos y por continentes, buscando una mezcla entre sexos y países con el fin de promover el mestizaje, tan presente en esta sociedad.

A modo de conclusión, me gustaría hacer ver con estos dos ejemplos, que son diametralmente opuestos, que hay innumerables maneras de promover el deporte infantil y que impregnar prematuramente el deporte con tantísima competitividad puede que no sea la medida más idónea para el desarrollo integral de estos niños, este pensamiento es compartido por Cruz (1997) cundo afirma que la situación del deporte infantil merece una reflexión crítica, pues ciertos valores educativos de dicha práctica han entrado en crisis en algunas competiciones, debido a la emulación con el deporte profesional.

Referencias bibliográficas:

Cruz, J. (1997). Psicología del deporte. Madrid: Síntesis.

Seirul·lo, F. (1995). Valores educativos del deporte. En D. Blázquez (1995): La iniciación deportiva y el deporte escolar. Barcelona: INDE.

Por Víctor Bisbal y Manuel Olmeda,
estudiantes de Diseño curricular y Teoría y Practica de Curriculum de la EF

2 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con que el deporte en sí mismo ni es educativo ni deja de serlo. Depende de su planteamiento. De esto, hay mucha gente que ha opinado, entre ellos nuestro querido Arnold. En relación con vuestro artículo, yo distinguiría entre la competición y la competitividad. La competición es una característica de algunos (en realidad muchos, aunque no todos) deportes, en los que el éxito de uno(s) implica que otro(s) no consigan el suyo. La competitividad consiste en hacer de ese éxito exclusivo y excluyente LO MÁS IMPORTANTE de la experiencia de jugar y competir, cuando no lo único. Y eso se logra mediante recompensas y sistemas de organización de las competiciones que subrayan el valor personal y social de la victoria.

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  2. Como aportación mi observación, lo he vivido de muy cerca. Mis amigos y mis primos, empezaron a jugar en el Villarreal CF cuando sólo tenían 6 años, desde ese mismo año ellos o incluso sus propios padres/madres, estaban enfocando la consecución de sus objetivos deportivos a la participación en el nombrado torneo que organiza Canal +. Cuando por fin, parece que ha llegado el momento, el club "fichó" en la semana previa a dicho campeonato a 5 chavales de otras comunidades. ¿Cuál es el precio del "intento de victoria? ¿De verdad ese tipo de deporte es educativo?

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